Últimamente han salido noticias y publicaciones, como el de la Fundación Bankinter, que intentan esclarecer un horizonte para la innovación en España. Este tipo de lecturas hacen de altavoz a las palabras de expertos, think tanks o gurús y nosotros hemos querido, humildemente por supuesto, realizar una reflexión acerca de lo que significa ser innovador y cómo conseguir que serlo sea rentable y útil para nuestro negocio.
Las empresas van a experimentar grandes cambios en la relación empresa – empleado. Debemos aceptar que si los comportamientos de los consumidores han cambiado debemos cambiar también la forma en la que organizamos el trabajo.
Estas fueron las palabras que dedicamos al auditorio hace casi un año, cuando STK fue proclamada Empresa Innovadora por el Centro Europeo de Empresas Innovadoras. Seguimos trabajando igual de duro, o más, pero todavía nos planteamos las misma cuestiones: ¿cuál es el significado de ser innovador? y ¿es útil la innovación? Es muy fácil encontrar interpretaciones erróneas a la definición de innovación ya que el término está de moda y como todas las modas se acaba viciando y desdibujando. Nuestro objetivo fue investigar el sector, tratar de darle una vuelta y proyectar una línea de trabajo donde pensamos que había un hueco. Jamás aceptaríamos la responsabilidad de definir este término, lo único que podemos hacer es dejar claros ciertos aspectos importantes al menos para nosotros.
1- No sólo la tecnología punta es innovadora.
Muchas veces nos encontramos este término en un contexto ultratecnológico y cableado hasta la saciedad como si de una estación de trabajo futurista se tratara. Ya sea por una interpretación distorsionada forzada por los mensajes publicitarios o las revistas sobre tecnología el caso es que parece que sea necesario inventar una máquina del tiempo para que se reconozca una idea como innovadora. Nosotros no inventamos un microchip sino que miramos un problema desde otro punto de vista, dando la vuelta al modo en el que se hacían las cosas hasta el momento.
2- El plomo no se puede convertir en oro.
La persona innovadora no es quien vive en las nubes junto a sus ideas sino que trabaja y se esfuerza en descubrir caminos nuevos teniendo los pies en el suelo. Una idea no sirve de nada si no tiene aplicación práctica para tu negocio o sector y nadie confiará en ella sino le resuelve un problema o le satisface una necesidad. Eso es lo que hace que nuestros clientes confíen en nosotros, porque no les contamos cuentos.
3- La genialidad crecerá en los árboles pero la innovación se ha de cultivar.
El trabajo duro y el esfuerzo constante por hacer las cosas bien es el mejor combustible para las ideas innovadoras que queramos llevar a cabo. Una servilleta escrita y un ¡Eureka! no es innovación. Alguien trabajando duro e implicando a los demás en un proyecto firme que no se desinfle con el paso de los días es el primer paso para dar en el clavo y eso, indudablemente, marca una diferencia abismal entre los que hacen algo y los que hacen lo mejor.
En nuestra opinión tener en cuenta estos tres factores, conocer bien tu negocio y ejercitar el sentido común es una receta perfecta para dejar de lado los tradicionalismos erróneos y encontrar soluciones creativas e innovadoras a los problemas de siempre, lo que sin duda se traduce en una forma de crear o mejorar tu negocio.